lunes, 14 de junio de 2010

ESPECTADOR EDUCADO, ARTISTA DEGENERADO

Entre gin-tonic y gin-tonic, ayer, acabámos hablando del espectador. Mi amigo, mi hermano, decía que en España no estamos educados en la lectura del lenguaje audiovisual. Eso, en cierto modo, es verdad. Pero a él le decían que lo único objetivo para demostrar si algo tiene valor artístico o no es que la obra perdure. Ahí también tienen razón. Mi amigo, mi hermano, me dice que yo hacía de abogado del diablo, porque le daba cierta veracidad al discurso de otras personas que, entre risas, debatían con nosotros. En cierta medida, entiendo que mi hermano me diga que hacía de abogado del diablo. Pero es que soy más diablo que santo y, eso, él lo sabe.
No podemos negar que existe una tradición, en España, en la que el lector, el espectador, se acerca a la obra artística asumiendo que tiene valor narrativo, esto es, esperan que les cuenten una historia, una historia con sus antecedentes y que después tenga sus consecuencias. Esto es así en la pintura, el cine, el teatro y la literatura. En España, incluso la lírica se hizo narrativa, era necesario, quizás, pero hizo que otras poesías no encontrarn su lugar. También es cierto que todo esto es muy realtivo. En los años de la transición, muchos estudiantes acudían a los cine-clubs a buscar nuevos discursos aunque no entendieran nada, nuevos poetas surgían con nuevas vanguardias, cobraban valor sauras y tapies y en el teatro se experimentaba lo que ya se había experimentado en otros países diez años antes. ¿Y qué queda de todo eso? ¿Qué ha perdurado? ¿A qué le hemos dado voz y qué hemos callado?
Después de la tormenta siempre llega la calma. Y el arte se industrializó, se mercantilizó más que nunca. Y asumió una categoría válidad para colgarle un precio u otro a una pieza u otra: lo contemporáneo. Los artistas, a veces me incluyo en el saco, cuando me conviene, tenemos que pagar nuestra hipoteca, eso es así, que me lo digan a mí. Pero a qué precio. No podemos permitir, y ese es el compromiso actual del arte, que lo subvencionado mate el poder mágico e ilusorio que tiene la expresión artística. Siempre ha habido artistas y artesanos, pues señores míos, ciertos escritores, ciertos realizadores de cine, ciertos directores de teatro, ciertos hombres... son artesanos, no le podemos pedir más que la labor de saciar el hambre de ocio que tiene la sociedad de hoy y no necesitan de la ayuda, pues se dejan guiar por las leyes de oferta y demanda. Después están los otros, los que intentan meter el pie entre los primeros, para cambiar discursos, para darle al arte el valor de arte, muy por encima del valor mercantil que tenga la obra. Yo no miro un cuadro o una fotografía porque esté en la pared de un museo o de una sala de exposiciones en concreto. No por ello me va a emocionar más o menos, me va a destruir el intelecto más o menos, me va a sacar volando por la ventana más o menos. Pero ese hombre, esa mujer, que se niega a entrar en los parámetros mercantiles e industriales del arte también tiene que comer. Del aire no se vive. ¡Ojala!
Pero ese artista debe saber utilizar la gramática de su arte, no para contar una historia a un espectador en concreto, sino para que ese espectador sea capaz de pasar de la soledad al tumulto y de la risa al llanto en cerocomados, como diría mi maestra. Si no consigue eso en el espectador, lo siento mucho, por muy educado o analfabeto que sea el que mira, especta o incluso participa de la obra artística, del hecho artístico, si no se le remueve algo dentro, la culpa no es de quien consume el discurso, la culpa es de quien lo genera, y seguramente no perdurará porque su valor no es artístico, es mercantil, por tando, es moda, porque la moda es factor esencial en las coordenadas de consumo actual. Y tras la fachada de artistas, se esconden muchos artesanos.
Estoy cansado de quien dice que no le gusta algo porque no lo entiende. No tienes que enteder, esa es la mala educación del espectador en España. ¿Qué te despierta a ti lo que ves, lo que oyes? Algo te debe despertar. Pero también la culpa es de los artistas, que no se preocupan de ir abriendo nuevos horizontes en la gente que va a ver su obra. Y estoy cansado del artista que dice que su obra no la valoran porque no hay quien pueda entenderla. Ese señor es un artista degenerado, porque se olvida de un dato esencial en el arte, el que mira, aquel que completa tu discurso.
A todo esto, ya no sé cuál es la postura de diablo o la de santo. Artista o no, degenerado o no, el público siempre existe, eduquémoslo, vale, pero también se tiene que dejar llevar, artistas y público, más allá del sello de valor o moda que tiene Fulano o Mengano.

2 comentarios:

  1. Leyendo esto se me vienen a la cabeza varias cosas...Una, ese complejo que tiene siempre España de que somos menos en todo...de que llegamos tarde...Yo creo que eso ya no es verdad o no debe serlo.

    Por otro lado, creo que el artista no puede serlo por si solo, sin el apoyo del público...Pues como bien apuntas, al final la obra sólo se completa con él. Todo lo demás son paparruchas.

    Qué bien escribes, joío!

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  2. El publico no tiene por qué saber de nada de lo que ve (libros, cine, teatro, videojuegos...)
    El publico paga por entretenerse, al igual que van al futbol, a un concierto de música, etc

    En nuestra mano está que a la vez que se entretengan con nuestro producto, no solo se conformen con eso, si no que nuestro producto empieza a ilusionarles y eso les lleva a querer saber más...

    Nuestro producto les debe despertar las ganas de querer ser educados.

    Creo que debemos respetar al espectador más intelectual de la sala, o al espectador que simplemente está para pasar el tiempo hasta que salga el autobus de su pueblo dentro de 3 horas. Ambos pagan por igual.

    Por citar un ejemplo particular en mi oficio. Pixar es la que está marcando la diferencia en la industria cinematografica. Ha conseguido en 15 años que el cine de animación pase de ser un producto infantil a ser un producto de masas de todas las edades, y niveles educativos...
    La gente se preocupa más por como se hacen esas pelis, pq les motiva, les ilusiona... como el futbol, juegas al futbol pq te emocionas, pq te encantaria ser tu idolo de tu equipo del alma... y nos memorizamos partidos, alineaciones, etc...

    Muchos diran que eso no es realmente arte...
    El concepto de arte para mi está sobrevalorado...
    Para mi arte es algo que no se olvida, algo que marca la diferencia, algo que no te es indiferente.

    Este domingo ha salido el dominical del pais un reportaje sobre Pixar y la filosofia de trabajo.
    Yo estoy ilusionado con este modelo de trabajo y filosofia (parecida a la de Guardiola y los suyos).

    No debemos alejarnos de la idea que nuestro oficio es el ocio, y antes que hacer arte, tenemos que hacer quiera consumir lo que le ofrecemos. El arte en este caso es saber hacer las dos cosas, un producto q le guste a la gente, y que sea de calidad.

    Tikitaka y ganar el mundial!

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