viernes, 7 de mayo de 2010

CoSas que Pasan, coSas que QuedaN, coSas que SON

No sé muy bien qué es el teatro. Tampoco sé muy bien que me mueve hacia él y que me mueve contra él. Ayer volví a escuchar una canción, un piano, me vi allí, en ese estudio humilde, porque esa es la palabra. Sentado, Chejòv empezaba a manar en las paredes. Dieciseis alumnos y un maestro. 1-1,1-2,1-3, 2-1,2-2,2-3... Alguien llama, está allí, corre. Y allí no había nadie. Yo ya no era yo y se iban llenando las venas de palabras, de colores, de letras, de cosas que no eran mías y los pies se iban solos, a donde tenían que ir, en un solo paso, en dos, en tres... El maestro se hacía mago y la magia respiraba en el aire. Nina no estaba allí, no me quedaba más que pensarla, imaginarla, dibujarla en el suelo, un suelo de un estudio de danza que ya no era suelo, era yerba, verde y fría, húmeda como tiene que ser la yerba. Solo, podía imaginarla junto a mí. Y Arnold, el maestro, el mago, soplaba contra tu nuca y se dejaba caer sobre ti. "Siente los átomos" me dijo una vez... y corrían, era verdad que corrían. Julieta. Medea. Fuenteovejuna entera. Los piratas, los marineros del puerto... no se cansaba, no se cansaba de imaginar, de crear, el rey y la reina, el niño y la niña, el payaso... no paraba, el estudio de Arnold era una caja de Pandora, una caja de buenos vientos. Y sigue y que siga y que no acabe de soplarte en la nuca, que nunca acabe, porque los maestros no pasan, son cosas que quedan, son gente que son.

1 comentario:

  1. hermoso el impulso, el recuerdo, el presente, el movimiento...y tu texto que acoge todo eso, claro.

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