sábado, 1 de mayo de 2010

Fiesta en Pies Plomo

"Qué bonita está triana/
cuando le ponen al puente/
banderas republicanas"
Una voz limpia de la tierra de Alberti cantaba, bien cantao, a Triana en la peña "Pies Plomo", en la calle Dársena, cuando termina Almería, en ese barrio de Puerta Real, que hay que recuperar, de calles de siempre, entre Baños y Goles, entre Torneo y Alfonso XII. Una peña perdía en el otro corazón de Sevilla, de gente de siempre y gente de ahora, de marcados de peluquería y rastas al viento, de gitanos morenos y rubias brasileñas, de boinas con pelo y pantalones morunos. Esto sí es interculturalidad, transculturalidad, posculturalidad. La Carretero me venía con una espalda hermosa, al aire, rodeada de volantes y Ernesto se me iba matando en un motín de revólveres en el pecho. Sólo un tablao, botellines de cruzcampo y copas de manzanilla, dos jóvenes al cante y uno a la guitarra. Y ella, reflejada en el mosaico que forman los cristales de los mil y un cuadros de fotos, carteles y dibujos de las paredes del "Pies plomo". Atravesá con los marcos de los cuadros como ella atraviesa el aire dándole peso, dándole arte. De camisa negra, de manga abullonada, una Regenta del XXI, en tercera española, bien clavá cuando tiene que está clavá y al aire cuando, con pocas florituras de mano, echa a bolar con B, porque allí no se entiende de academias de letras, ni hace falta. Allí, sin grandes artificios, te van arrancando el intelecto cachito a cachito, para que mires donde tienes que mirar, dentro, muy dentro y volver a salir por tangos, de rojo de siempre, de tirantas de ahora, roja como su melena casi roja, como su letra republicana, sigue despertando "Ole las más guapa! Ole! Hierro! Hierro!" El hierro se hacía carne, la carne hierro, el vino agua y el agua vino y no estábamos en Caná, que estábamos en la calle Dársena, pero la fiesta se hizo flamenca y los milagros chocaban en las paredes y en los suelos.
Cuando lo de siempre se hace secreto y lo de ahora mira a ayer, tiene más sentido que miles de escenarios donde los teatreros no buscan sentir, sino lucir sus intelectos en las tablas. No buscan al público, porque no llegan, se buscan a sí mismos bajo los focos. Será por eso, que yo cada día más, me veo buscando la esencia en otros rincones, como en "Pies Plomo" y no me veis, amigos, en las butacas de los teatros. Será que sigo siendo tarteso, moro y gitano, por mucho que la posmodernidad, la transmodernidad, la intermodernidad intente cruzarme las esquinas. Será, será, será que tengo que volver a mirar a atrás para crear hacia adelante y tengo que ir a lo pequeño, para darme cuenta que allí está lo grande.
Suena La Macanita..."A mi me gustan tus andares / tu pañuelito al cuello/ cargao de lunares". Y el sol me dice que me tire a la calle, que me tire a la calle y me beba los bares.

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