jueves, 8 de octubre de 2009

APUNTES SOBRE MARTÍN RECUEDA

Iba camino de San Luis, para visionar La Llanura de Martín Recuerda, cuando en un quiosco de la Alfalfa leía la noticia que abría la portada del ABC edición Sevilla, con la foto enorme de un siempre guapo Federico García Lorca. Decía que ya estaba “removida”, más o menos, no recuerdo bien la palabra exacta, la fosa del poeta granadino. Y casualmente, minutos después, me dispuse a visionar una de las mejores obras dramáticas de Pepe Martín Recuerda, otro granadino, cuya obra completa, y esta que visionaba en concreto, están siempre de vigente actualidad. La llanura, el drama de una familia destrozada tras la muerte de su padre, fusilado en los albores de la Guerra Civil. La llanura cantaba a una realidad que vivía el joven Martín recuerda. Esta obra, escrita en 1947 y estrenada en 1954 por el TEU de Granda, es una lección en toda regla de lo que es una obra de teatro. La puesta en escena que visioné, llevada a cabo por la Helena Pimenta para el Centro Andaluz de Teatro del 99, al frente del cuál se encontraba en aquel entonces Emilio Hernández, es de una belleza espectacular, en el sentido etimológico de la palabra. Nada es casual: los chorros de arena, la casa-jaula que distribuye la acción, con una interpretación extrarrealista de los actores, destacando especialmente el papel de Pilar Gómez como hija y de Victoria Mora como madre… todo responde con acierto al acertado, también, texto del maestro Recuerda. Martin Recuerda es, como nos recuerda Angel Cobo en la introducción de las obras completas, un dramaturgo que escribe desde el escenario, escribe con el fin de la representación de la obra, más allá de la edición o no, más allá de plantearse su calidad literaria. Martín Recuerda es Teatro y se respira en sus textos. Enmarcado en la llamada Generación Realista de escritores españoles, en la que se encontraban también Lauro Olmo entre otros, se sobresale de lo propiamente realista para ofrecernos un más allá, donde tiene cabida el deseo, la pasión, lo sagrado, lo ritual…nos representa una macrorrealidad. Es Realista porque, frente a autores que estrenaban en la época como Neville o Iriarte, pasa de largo del Teatro de Evasión que gustaba en la España de posguerra, para meter los dedos en las entrañas del día a día. Pero no se queda en plasmar la realidad, se encarga de iluminarla, de dibujarla, de expresarla y ante todo de acompañarla de imágenes potentísimas que te arrancan el aliento. Él mismo dice que desde que despertó “al teatro, lo hice así: rebelándome” al teatro establecido. Y yo iría más, diciendo que lo hizo rebelándose y revelándonos verdades artísticas de enorme significación. Y, como pedía Lorca, hacía que el teatro fuera la poesía que se levanta del libro. Y quizás es la continuación de Lorca, junto al cuál consiguió reflejar una Andalucía potente, hermosa, valiente, de Hombres y Mujeres, y no de tipos, chistes y verbenas. Martín Recuerda y Lorca son la voz del teatro contemporáneo andaluz, frente a los Pemán y Quinteros. Pero no está valorado como se merece. Este autor de obras como “Las Arrecogías”, “La Tromski”, “Las Salvajes” y tantas otras que tiene escritas para ser representada se queda en bibliotecas para ni si quiera ser estudiado en los planes básicos que aprueba la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Desde aquí reclamo que se le dé el lugar que se merece a este Granadino que escribió para Andalucía Levantada, por España y la Humanidad, porque humanas y universales son sus obras como son la de Lorca, Buero, Lope… y así se deben reconocer: Eternas, pero eternamente puestas en escena, porque el Teatro señores está para hacerlo, porque es acción, es vida. Y palabras como “Loca, porque quise a un hombre y no puedo llevarle ni una flor, porque no sé ni en que laico de la tierra se encuentra muerto” deben oírse, verse, y no leerse, porque para eso las escribió el poeta, el poeta de teatro.

1 comentario:

  1. ¡Qué blog más bonito y cómo me gusta a mí Martín Recuerda! A ver si hablamos...

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