“Vértigo que el mundo pare, que corto se me hace este viaje” sonaba en la pletina del casette del coche cuando salía rumbo a la playa. ¡Pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando en un mail le escribía a mis socias: “Acabo de vomitar esto” y les adjuntaba un guión sin acotaciones que titulaba Pornografía. Eso era Agosto de 2009 y hoy quedan dos días para que el telón se abra a esa obra que queda muy lejos de la que escribía en su día y que ahora no tendría sentido sin las personas que han ayudado a que tenga forma y fondo.
Vértigo me da que el mundo pare y que el viaje se acabe. Quedan los últimos empujones, las últimas contracciones y parece que Pornografía empieza a necesitar la luz, el calor de la sala y los ojos del público. Dicen que colgaremos el cartel de “No quedan entradas para hoy”... Y desde arriba iré siguiendo cada paso, cada foco, cada palabra y entonces la función será de ellos, de seis actores y tres técnicos que se han entregado en cuerpo y alma a un proyecto que no sabía de dónde venía, pero que tenía muy claro hacia donde iba. Nueve personas que han dado color a cada línea y con los que me he sentido como en una gran familia.
Vértigo, soltar de la mano a ese niño que he ido dibujando y cuidando durante estos meses y que ahora empezará a andar solito, paso a paso, hasta que se haga un Señor Teatro y se defienda de críticos y detractores y que se deje querer por enamorados y fanáticos. Ahora la obra es de ellos. La obra deja de ser de Antonio Rincón-Cano y empieza a ser de Blablabla. La obra es ya de una Irene que siempre está ahí, vigilando, analizando, escuchando, tocando, animando. Es de Ale que va encontrando su hueco en cada tema y que su presencia se me antoja cada vez más cercana, mas pilar, más vértebra. Es de Blanca que entiende mis palabras, que sus ojos abiertos encienden el escenario antes de picar los focos. Pornografía es ya de una Cristina Domínguez que va descubriendo que está por encima del trópico y la organicidad se va convirtiendo en su bandera, una bandera preciosa que en ella huele a mar. Es de Paco, guapo como el primer día en esa sala llena de espejos, que ha ido creando y recreando y no se ha cansado de buscar, de ofrecer, de inventar. Isa, cuya curva la podría dibujar sin que me temblara el pulso, ha crecido tanto, tanto, como actriz en estos días y está tan bonita. Manolo que es presencia, que me da tranquilidad, no solo como Miguel, también es sus abrazos, en sus cinco minutos tarde, en su café en vaso de plástico. También es Javier que sigue buscando y no se cansa y va superando obstáculos y empieza a disfrutar como un niño. Y es Ismael que está precioso en cada palabra, generoso, en cada gesto, grande, sin pudor, sin miedo.
Vértigo porque no me quedan palabras y porque quedan pocas horas para enseñarle al mundo cosas que guardaba muy al fondo de mi pecho, que saldrán como las gotas de sudor salen cuando los nervios, minutos antes de que entre el público, me traicionan y me empapan la frente.
Vértigo porque la obra, dentro de poco, también será del público.
Vértigo…
Vértigo…
Vértigo….
jueves, 18 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Hasta ahora mismo no había leido este post. Me has hecho llorar lo que antes no pude para no empañar la visión de los focos... 10 años desde un primer collage con el que todos crecimos un poco. Pornografía obra sigue siendo tuya y de todos.
ResponderEliminarGracias por hacernos parte de tu mundo que ya es el nuestro
blanca