sábado, 27 de febrero de 2010

EL TEATRO NO VA DE TESIS

Hace unos días, en la pequeña copa que dimos tras las funciones de Pornografía en la muestra de Cicus, me decían que cierta persona del oficio, del oficio de escribir para el escenario, iba a darle un tirón de orejas a los jóvenes dramaturgos y a las instituciones porque el nivel era bajo, muy bajo, había una especia de escribir por escribir, sin Tesis, sin fondo. Evidentemente me sentí aludido, porque llegó a decirme que hay un premio que se dio por no dejar la convocatoria desierta. En ese momento la mente se me disparó y ejercité en casa la práctica de escribir con tesis y me di cuenta que es posible que el que está equivocado no soy yo, no somos los nuevos, sino los que ya están. El teatro de tesis es aquel que demuestra una hipótesis a partir del discurrir escénico y dramático de la obra, de las escenas, de los conflictos. Pero este teatro ya no es útil. No es útil porque es explícito, extremadamente explícito y se vuelve panfletario. Yo soy hijo de mi tiempo y ya no somos ilustrados que demostremos cómo es el hombre y cómo se puede solucionar al hombre, por suerte, hay cosas más importantes que hacer. Repaso lecturas pasadas y las que sobreviven son las que van más allá del “quiero contar esto, entérate bien, espectador tonto, que estoy por encima del bien y del mal como para decirte qué debemos hacer para cambiar el mundo”. Vamos, lo que hacia ayer Mamet en el Lope de Vega de la mano de Veronese, propuesta aburrida, porque me aburre ya la verborrea al servicio de la ética y de la crítica mordaz de la sociedad, sin pensar en lo que es el teatro. El teatro es social, pero no nació para ser columna de periódico, ni micrófono de radio, ni para ser hecho por doctores. Sería injusto pensar lo contrario, que los que escribimos no decimos nada, no tenemos una intención comunicativa, no hay una “tesis” que defender. Gracias a Dios, si es que Dios existe, hay obras universales que van más allá de todo esto, porque el teatro, aun siendo social, y me repito, no es un mecanismo para hacer denuncia sin más, denuncia limpia, explícita. El teatro es arte y si creemos que en nuestros diálogos vamos a aportar el conocimiento crítico del mundo, creo que nos creemos más de lo que podemos ser en este mundo pluridisciplinar. No somos Dios, porque como sabemos ha muerto, no somos Galileo, porque por suerte la tierra va a dejar de girar en breve, no somos Einstein porque incluso la relatividad es relativa. Pero podríamos ser, si nos dejaran y con todo nuestro respeto, futuros Valles, Lorcas, Weis, Büchners, Recuerdas, Wittenbols, Ionescos, Müllers… porque ellos iban por encima de la tesis y no nos decían esto es lo que pienso y así son las cosas. Nos decían esto es lo que veo, ahora dime tú qué es lo que piensas de lo que ves. Estos dramaturgos nos dieron la mayoría de edad que reclamaba Kant, porque nos cogían de la mano durante dos, una, tres horas de función y nos dejaban después sueltos para que pudiéramos aprehender el mundo, la conciencia, el cuerpo…Y por eso el teatro tiene cabida hoy en nuestra ciudad, porque nos deja más libres de pensamiento y nos aporta conocimiento a partir de nuestra propia experiencia, emotiva o no. El teatro no va de tesis, eso es de doctores e investigadores. El teatro va de imágenes, de conmover, de pataleo, grito y carcajada, porque es poesía y si mi teatro no es de tesis, a lo mejor es que no soy dramaturgo: renuncio por tanto a mi oficio de dramaturgo y me haré poeta, para que me dejen intentar hacer poemas sobre el escenario. Y si no me explico bien, cito a: http://www.elpais.com/articulo/portada/Besos/lengua/elpepuculbab/20100227elpbabpor_19/Tes

3 comentarios:

  1. Sin dejar de estar de acuerdo en algunas de las cosas que dices, creo que habría que, al menos, poner en duda parte de tu discurso y de la "tesis" que expones en este artículo.
    El escepticismo brutal en el que nuestra sociedad navega (o naufraga) hace difícil -y poco apetecible- establecer o proponer tesis. Como bien dices hemos abortado a Dios antes de que nazca y hemos adoptado el relativismo de Einstein casi sin entenderlo, simplificándolo.

    Sin embargo, ¿debe el dramaturgo -y el artista en general- dejarse arrastrar por esto? Yo creo que no. En esa marea ya están la televisión, la prensa sensacionalista, la publicidad invasora, el comentario de la barra del bar, el cine de entretenimiento, la demagogia politizante y la prensa opinadora. En todo esto falta la ética y la estética, la reflexión y la inflexión, la mirada oblicua... Y esto es lo que precisamente le pido yo al teatro y al cine y a la literatura. Me refiero a ese teatro, ese cine y esa literatura que aspiran a algo más que ser subproductos de esa cultura y sociedad que pretenden criticar y que simulan despreciar.

    ¿Que Lorca y Valle no hacían teatro de tesis? Sus obras son una tesis en sí mismas. La forma de mirar el mundo, aprehenderlo y presentarlo está cargada de la más profunda intencionalidad crítica y analítica, bases de la tesis. Una tesis no es más que una conclusión u opinión sobre algo. Quizás Lorca y Valle no exponen conclusiones explícitas, no te dicen “entérate bien de lo que quiero contar, espectador tonto”, pero sí que se dirigen al espectador listo para decirle: he visto algo, lo he analizado, interiorizado, canalizado, etc, y te lo presento de esta forma, una forma que, por otra parte, está muy pensada, muy meditada, muy trabajada y que supone una tesis en sí misma.

    Vale que los artistas y/o creadores (el excepticismo contemporáneo también ha afectado al concepto “artista”) no tengan que ir haciendo tesis y dando lecciones, pero basta ya de conformarse con la superficialidad, de rechazar lo profundo, de aceptar lo obtuso. Los artistas –si es que queremos llamarnos así- tenemos una responsabilidad para con la sociedad y el ser humano, al igual que la tiene el médico con la salud y el barrendero con la limpieza de la ciudad. Al arte y a la sociedad contemporánea le sobra pornografía (nada que ver con tu obra!!) y le falta reflexión y posicionamiento. Quizás era a eso a lo que refería esa persona que se dedica al “oficio de escribir”.

    ResponderEliminar
  2. Me asombra el comentario. Creo que estamos diciendo lo mismo y no, no era eso a lo que se refería esa persona. Utilizo el concepto tesis, precisamente para dejar claro que el teatro debe ir más allá de la exposición de hechos que comprueben o confirmen una tesis. Porque ese no es nuestro trabajo, nuestro trabajo no es mirar simplemente y exponer. Nuestro trabajo va más por el mirar oblicuo.

    Valle y Lorca hacían teatro de tesis? Eran tesis en sí mismos? A lo mejor debemos repasar el concepto de "teatro de tesis" que utiliza la crítica. Pero si aceptamos el que utilizan por ahora, no creo que hicieran teatro de tesis.

    ResponderEliminar
  3. Efectivamente, tienes razón. Valle y Lorca, por suerte, no hacían "teatro de tesis" en el concepto que utiliza la crítica. Como tú sugieres, iban mucho más allá. Yo me refería a que en su obra, en su forma de mirar y comunicar, sí que hay mucho del posicionamiento crítico y estético que se debe tener para establecer una tesis o, digamos, contar "algo". Lo suyo sin duda no era escribir por escribir o contar por contar. Yo pensé que era esto lo que criticaba esa persona que se dedica al oficio de escribir.
    Quizás sea cierto que estamos diciendo lo mismo; es el concepto de "tesis" el que me ha liado.

    ResponderEliminar