martes, 14 de julio de 2009
SER, ESTAR O PARECER
A veces se confunde la necesidad de ser con la necesidad de estar y con la necesidad de parecer. Evidentemente, esto es porque en este Español nuestro, o castellano, que nos ha tocado hablar, exiten unas relaciones paradigmáticas y sitagmáticas muy especiales entre estos tres verbos copulativos.
Hay días que tenemos la necesidad de ser felices, otras queremos estar felices e incluso en alguna ocasión nos conformaríamos con parecer felices. El verdadero problema se da cuando el predicado se omite o se centraliza en el propio verbo, porque en él recae toda la significación de la oración. Y esto es que no es lo mismo Ser con inicial mayúscula, que Estar con inicial mayúscula que Parecer con inicial mayúscula. Nunca vamos a reconocer que PARECEMOS aunque a veces es nuestro único empeño, otras veces vamos a preferir ESTAR, muy a menudo en los casos en los que no está muy definido el ser. Y todos soñamos con SER. Proyectamos un SER, al final del camino, al que deseamos llegar y mientras tanto ESTAMOS en ello y nos alegraría PARECERNOS a ello.
Por tanto, ser, estar y parecer son diferentes grados de una misma cosa: un Sueño. Y llamamos Sueño no a esa fábula maravillosa que nos creamos en nuestra cabeza y respondería de forma narrativa a la famosa pregunta "¿qué quieres ser de mayor?". Llamamos Sueño a las coordenadas oníricas de nuestro propio Ser. Y digo oníricas porque se acercan más al Mito de nuestro Yo, que al suelo de nuestro Tú.
En toda esta Teoría sólo me preocupa una cosa. Y es que para llega a SER, ESTAR o PARECER debemos Querer: querer serlo, querer estarlo o parecerlo. Y yo no sé qué es lo que quiero.
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