
La comunión de las amapolas no es un drama costumbrista como me habían dicho, eso es un insulto para esta obra, es una obra llena de poesía, de esas que apetece escuchar, ver y dejarse pintar, pintar del color de las amapolas. Una madre que en los años sesenta se queda sin marido y tiene que sacar adelante a tres hijas, a las que somete al luto de la época, un luto al que se rebela cuando su vecina Sole, esa presente ausencia tan bien creada, le desvela a la madre un secreto que cambiará su visión de la vida cotidiana. Una madre perfectamente construida por Myriam Huertas, que está para comérsela en sus monólogos ante Sole, aunque se le agradecería un poqutio de más tensión en algunos momentos. Y tres hijas, tres actrices que hacen un trabajo muy correcto, pero de las que no puedo evitar destacar a Verónica Morales, siempre presente, de una fuerza controlada maravillosa, viviendo el momento a momento, una actriz generosa, siempre escuchando, en definitiva trabajando y disfrutando en escena.
Es un placer volver al sur y encontrarte con este regalo de la nueva escena andaluza, que remite a buen teatro que siempre se hizo en España, sin artificios, sin invenciones vacías de significado. Un teatro creado por inercia, la inercia de crear, de sentir la madera que hay bajo sus pies, que agarra al público de la mano y se lo lleva a pasear lejos, donde crecen las amapolas. Pero no todo el monte es orégano y mentiría si no digo que me sobra la trama del muñeco que se hace niño y que hay un poco de exceso en la utilización del audiovisual, cuando podría contar lo mismo sin tanto "metraje". Aún así, eso solo lo dice un petardo como yo que le tiene que sacar punta a todo, porque la obra está muy bien hecha y consigue levantarte el alma. De esta joven compañía deben aprender algunos veteranos de la escena sevillana que este año han pisado el Lope de Vega para dejarnos indiferentes o que han recibido el apoyo de las intituciones públicas para presentar monólogos aburridos y faltos de maestría o para repetir lo que hacen desde los años 70 y disfrazan con el nombre de lenguaje teatral andaluz. Si los que empezamos tuviéramos el mismo apoyo que ellos, a lo mejor Sevilla volvería a ser esa ciudad que llenaba teatros y que no se ponía de pie a la mínima de cambio, porque exigiría la calidad que le ofrece gente como Porinercia Teatro.
Ahora sólo queda que llegue Abril y nos presenten su nuevo montaje. Allí estaremos.
No!!! pensé que también estarían este fin de semana! Me lo he perdido. Le eché un ojo al vídeo que tienen y la verdad es que me supo muy bien. Suena a "bien hecho". Espero verlos pronto... Besos!
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