domingo, 22 de noviembre de 2009

ENTRE EL MICRO Y EL MACRO

Nuestros colegas de ZEMOS98 han presentado ya, algunos lo esperábamos impacientes, el subtítulo que atravesará la edición 2010 del festival internacional que organizan cada año. "Microbios, seres vivos diminutos" será el punto de partida y el punto de llegada de la programación de esta nueva edición. Una edición importante porque se plantean y replantean una de las secciones reinas del festival el "concurso-muestra" de "cortos", siguiendo el espíritu crítico que les caracteriza se ven abogados a, quizás, eliminar dicha sección, porque toda transformación o metamorfosis implca una eliminación-destrucción.

Mientras tanto, mientras deciden, invitan, como siempre, a reflexionar, a relexionarnos, a reflexionarlos. Lo que más me llama la atención del subtítulo de este año es la palabra diminuto. No sé si recodaréis todos esa serie de dibujos animados que se llamaba y se llama Los diminutos, a mí, que cada día me caracterizo más por la nostalgia de infancia, es lo primero que se me vino a la cabeza, omitiendo la palabra microbio, incluso las de seres vivos. Los diminutos eran unos seres minúsculos que vivían en las paredes de nuestras casas y que necesitaban la ayuda de Kike, y él la de ellos, para salir airosos de mil aventuras. Según mi amiga la RAE, en su primera acepción, lo diminuto es lo defectuoso, lo que está falto de algo para ser completo o perfecto. Siempre que me dispongo a dirigir o a escribir me planteo que soy sólo una milésima parte de lo que voy a crear, no sé crear sin otros, sin influencias artísticas, sin actores, sin otros escritores, sin iluminadores. Soy incompleto y mi obra es incompleta, diminuta en un riego de obras incompletas que bañan los teatros y calles de nuestra ciudad, que no es más que una ciudad incompleta que necesita de otras ciudades para ser.

Pero como en la serie animada, existe un algo grande, perfecto por tanto, un Kike que necesita también de otros seres pequeños para lograr sus objetivos. El macroser pide ayuda a los microseres y los microseres a los macroseres. Sin embargo, el hombre, ese animal que se levanta en dos piernas, no ve a los diminutos y no es consciente de su existencia, quizás por eso hay tantos "hombres" en las ciudades que no ven lo que hacemos los microcreadores, los creadores diminutos, los defectuosos, y sólo ven los macrorelatos, los macrodiscursos macrotecnológicos, los macrocuentos y las macrohistorias, sin ser conscientes de todo lo microscópico, lo micróbico.

Los microbios, según la RAE, son seres organizados, como los diminutos, como nosotros, que debemos organizarnos para resistir, que no es más que subrayar nuestra existencia, en un macromundo, que no es cosciente que es un micromundo. Pasa como en el Teatro. Buyssens dice que el Teatro es todo un mundo que se reúne y comunica durante horas. Él mete en el saco de esas horas no sólo a los actores, las luces, los medios de expresión escénica, sino a las ambulancias de la puerta, a la mujer que se ha caido entrando en el teatro, el arquitecto que hizo el edificio, el equipo de bomberos que está esas horas de guardia, el personal del teatro, tanto el que come chicle como el que no. El Teatro es un arte que se caracteriza por una organización en el que cada uno tiene una microfunción, como los microbios. El problema es cuando estos microbios tienen conciencia de poder ser más y se convierten en bacterias que sólo llevan a la enfermedad y a la putrefacción de la cultura.

Tenemos que tener conciencia de que somos microbios, organismos que se organizan en la relación con otros, diminutos, imperfectos e incompletos, que necesitan de la solidaridad, dispuesta o indispuesta, de otros y que nos oponemos por tanto a un macrobio, que es un nada imposible, sin organización, de una perfección aburrida e insolidario, por tanto sin vida. Lo Macróbico no existe más que en la posibilidad de unión de lo micróbico. Mi madre entiende que soy un macrobio, porque me ve, pero no soy sin ser todo lo que no soy, que son esos textos, escritos, audiovisuales o no, que han ido marcando mi devenir. Los microbios luchamos contra las bacterias y para ello, como dice Michéle Petit, en las lecturas conseguimos contruirnos en la adversidad. Y esas lecturas consiguen un fluir de pensamiento que nos hace seres vivos, diminutos, con memoria, como nos dicen desde Zemos98. Y esa memoria no es más que la ficción construida por la suma de ficciones leidas en imagen, en palabras, en audios, en microbios.

Microbios, seres vivos diminutos con memoria, que no es más que con pasado. Y ahí, dándole la palabra a Anne Bogart, y por deformación profesional, reivindico el Teatro como un modo de expresión micróbico, diminuto, porque en el "Teatro alargamos la mano y tocamos el pasado a través de la literatura, la historia y la memoria para poder ...aclarar...cuestiones humanas que son significativas en el presente, y que luego pasamos a las generaciones futuras" Y ese futuro es ese Macrobio, pues no es nada aún, pue todavía no se ha compuesto de microbios.

El festival Zemos98 de 2010 debería ser un amago de Macrobio que de cabida a todos los microbios que son seres organizados para resistir en lo macro y diminutos, incompletos, al ojo humano.
¿Una imagen para zamos? Te parece poco "Los diminutos"

1 comentario:

  1. gracias cano, me ha encantado tu reflexión =)

    sigamos creando en micro. la vida a nivel micro.

    un abrazo!

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